fbpx

La estúpida estandarización

Hace ya algún tiempo que quería escribir algo sobre una “nueva moda” en el mundo del vino, el uso de tinajas para la guarda y crianza del vino. En los años 80 y 90 se comenzó a dejar de lado la guarda y crianza en tinajas y toneles “viejos” de diferentes capacidades. Esos toneles que llevaban varias décadas en la bodega cumpliendo y lejos de aportar al vino aromas desagradables, lo sostenía y llevaba a un punto de complejidad y diferenciación.

Tinajas

Llegaba también por aquellas fechas (finales de los 90’s) la desafortunada moda de los vinos con mayor graduación alcohólica y alta concentración de color. Comenzó la estandarización de los vinos. Las bodegas empezaron a utilizar aquellas viejas botas para maceteros o cualquier otra suerte de bizarra decoración e incorporaron barricas de roble nuevas de 225 L (bordelesas). Porque era la moda, el consumidor manda y según los lideres de opinión del momento, los vinos debían de oler y saber a roble nuevo. La ignorancia es así de atrevida. Y en ello estamos todavía hoy, en la consecución de sopas de roble, evitando eso si la rotura de stock no vaya a ser que un distribuidor o importador te descabalgue del portafolio.

Barricas Nuevas

¿Es eso lo que quiere el consumidor? ¿Cuál es el concepto de calidad de hoy en día? Uno se asoma al lineal de un supermercado y se queda atónito al comprobar que casi daría igual comprar un vino u otro, sólo se diferencian por la etiqueta y poco más, pero cuando te los acercas a la nariz encuentras lo mismo, mediocridad globalizada. Rangos de precios de los 2,50 € a los 5 €, de los 5€ a los 10 € y a partir de ahí ya es otra liga. ¡Ja! Si nos vamos a  precios por encima de los 20 ó 30 € por botella nos podemos encontrar con la sorpresa de que los vinos son muy parecidos, pero hay que pagar la fantasía de que no. Ya ni el cambio de variedades o la larga crianza nos desconecta de la estandarización. Pocas bodegas respetan el suelo, la fruta, la singularidad de técnicas de elaboración, etc. 

Depósitos cemento

En ocasiones hasta los propios Consejos Reguladores encorsetan a las bodegas para que hagan un marcado estilo de vino, y si te sales de la línea ya puedes ir pensando en salir de la Denominación de Origen, si eres pequeño productor nadie te echará de menos. Aunque no está todo perdido algunas bodegas valientes han decidido salirse y continuar con su idea de vino. Bien por ellas. También hay que decir que existe un puñado de Consejos Reguladores que si escuchan a sus bodegas y son dinámicas, que apuestan por sus viticultores y su tierra (los menos por desgracia).

Ahora entramos en nuevas modas, hay que criar los vinos en huevos de hormigón, volver a las tinajas y a los conos de madera. Es la rutina cíclica de las modas que sacan a las bodegas de su línea diferenciadora para después arrojarlas a los pies de la mediocridad. 

Botas viejas

Siempre he pensado que el consumidor debe de formarse (con los mejores), debe de existir un espíritu crítico y de mejora continua, catar, probar cosas nuevas, respetar el vino e incorporarlo a la dieta. Y si no, no pasa nada, quien quiera ahí tiene vinos mediocres, baratos o no, mediocres; técnicamente bien hechos, pero sin alma ni transmisión y que saben y huelen todos a casi lo mismo, sopa de roble con no se qué de fondo. 

Related Posts

1 Response