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Desde su fundación, la casa URWERK, relojero suizo independiente, viene innovando. Su flamante modelo UR-100C, ahora de dos tonos de negro PVD, acero cepillado y caja perfil de lagrima, también es modelo pionero. Qué duda cabe que como integrante de la línea “proyectos especiales”, siendo este modelo una variación de la indicación errante de las horas que ha asentado la fama de URWERK, éste viene a ser uno de los relojes más audaces del mercado de la alta relojería.

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El UR-111C hace gala de tres avances clave. Primero su indicación linear retrógrada de los minutos y su estilo y montaje de reloj para pilotos. Se trata de una derivación del mecanismo que se inventó para el UR-CC1. Con invento añadido. En este caso, los dígitos vienen dispuestos en un sesgo diagonal de 30° para lograr mayor legibilidad. Ello supone que el cilindro rotativo en el que viene dibujado el indicador de minutos ha de rotar 300 grados respecto del eje, lapso de remontaje de su resorte espiral. Al llegar al minuto 60, se suelta el resorte, lo cual manda el indicador hasta 60 grados más, para luego volver a la posición de inicio. Y a la vez, a su izquierda, también salta el indicador de horas. De todo ello resulta un grato efecto óptico, el de un cilindro que rota fluida e incansablemente.

La segunda innovación es la indicación de los segundos. Las cifras arábigas vienen caladas en dos ruedas, ambas graduadas en incrementos de diez segundos. Se ha diseñado cada rueda mediante un sofisticado proceso litográfico, galvánico y moldeado, expresamente ideado para la creación de estructuras específicas muy livianas. Lo cierto es que cada rueda, con sus seis cifras, pesa tan sólo 0,025 gramos, y mejor así, habida cuenta ese delicadísimo baile que protagonizan. Imbricándose como los dientes de un engranaje, plasman el suave paso de los segundos. Hasta cabría preguntarse cómo va a poder su dueño percibir elementos así de diminutos, pues recorren una distancia de una décima de milímetro en lo que parece ser una lupa circular, pero es realmente un racimo de fibras ópticas.

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La tercera y posiblemente más estimulante innovación que introduce el UR-111C es el mecanismo de cuerda y ajuste. Dejándose de convencionalismo, sin corona montada a un lado de la esfera, el flamante modelo de URWERK presenta un sistema de rodillo, posicionado a través del centro de la parte superior de la caja. El enrollamiento carga a su vez el movimiento automático. Cuando se suelta la palanquita a la derecha de la caja, el propio rodillo sirve para ajustar la hora, con dispositivo de stop segundo.

Indudablemente no ha resultado sencillo configurar estos micro-mecanismos hasta realizar el UR- 111C. Hubo que reconsiderar la transmisión de manera que un movimiento horizontal pudiese propiciar una lectura vertical del tiempo dentro de los conos truncados revestidos de vidrio del cristal a ambos lados de la exposición linear. Vincular de esta forma una corona de rodillo a la tija de remontuar requiere verdaderas proezas de ingeniería, y aunque resulte todo ello diminuto, el efecto es espectacular.

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Pero ahí reside precisamente la filosofía del diseño de los cofundadores de la casa URWERK, Felix Baumgartner y Martin Frei. El UR-111C no se conforma con dar la hora de modo sofisticado, sino que a la alegría visual que proporciona agrega un placer táctil especialmente insólito en alta relojería. Su dueño disfrutará de por vida del interés que despierta y de la fascinación que suscita.

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