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La palabra terroir es un galicismo desarrollado en los siglos XVII y XVIII. En español la palabra sinónima sería terruño. Éste concepto está ligado a Europa y al saber hacer de nuestros antepasados en relación a la agricultura.

Entendamos que el vino es uno de los productos agroalimentarios con mayor valor añadido, ¿es el terroir un concepto computable a la hora de conformar el precio de una botella de vino? La respuesta es si, sin duda. Una parcela es imposible de copiar, aunque varios «gurús» entiendan que si se pueda copiar mediante el concepto homoclima, del que hablaré en otro momento.

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Los que descendemos de familias vitivinícolas sabemos que nuestros antepasados conocían bien los suelos donde plantaban la viña o cualquier otro cultivo. Elegían las variedades afines en función de la singularidad del suelo, de modo que se pudieran obtener viñas sanas, con cierto vigor y capaces de llevar adelante el cultivo sin más riesgos que los accidentes climatológicos y/o posibles plagas o enfermedades de la vid. Tenían en cuenta la disponibilidad del agua, la pendiente del terreno, las arboledas de los lindes, etc. Entendían cuando un suelo necesitaba «descansar» antes de ser plantado, hacían agujeros profundos para plantar la vid mediante acodo y mirando al norte, de forma que aguntaran mejor posibles sequías y se desarrollaba un viñedo que hoy pueden ver sus bisnietos, … En función de todos estos aspectos y muchos más se decidía como gestionar la producción y calidad de sus productos.

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Un privilegio que tenemos las últimas generaciones es poder disfrutar de ese patrimonio vitivinícola, pero tenemos también la obligación de protejerlo y ponerlo en valor. Somos muchas las bodegas que queremos vender nuestros «vinos de finca». Pero ¿sabemos cuales son las características de estas fincas? En la mayoría de los casos no. Será porque no hemos recibido el legado de manera adecuada, o que al instalar un nuevo viñedo no se han tenido en cuanta más que un análisis de tierras básico para conocer macronutrientes, materia orgánica o caliza activa y así poder elegir un portainjerto determinado. ¿De qué sirve tener un viñedo viejo si se conoce muy poco del mismo? Esto es sólo un vector más de comunicación.

¿Saben los consumidores apreciar el factor terroir? Si, cada vez más. Aunque también es cierto que muchos nuevos bodegueros han obviado este concepto, ya sea por falta de tiempo, de conocimientos, o porque su moledo de negocio sea la venta por variedades, D.O., tiempo de crianza, un buen packaging, etc. Todo esto importante, pero debe de haber un compromiso humano con el viñedo y su entorno. El terruño es cosa de todos.

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La primera imagen de ésta entrada es la portada del libro que en mi opinión mejor explica qué son los terroirs, el título es Los terroirs vitícolas y su autor Emmanuelle Vandour, es una obra traducida en varios idiomas, y fácil de encontrar en cualquier librería; a modo de complemento, el autor nos obsequia con material extra de varios estudios ya realizados, es más que interesante para aquellas personas que quieran profundizar en el tema. Para acceder a esta información, haz click aquí. El resto de imágenes son catas que estoy realizando para conocer en profundidad los suelos y entender en qué medida podemos mejorar el cultivo y la calidad de los vinos.

El próximo més de junio de 2.018 tenemos la oportunidad de acercarnos más a éste concepto ya que se celebra en España el XII Congreso Internacional TerroirLos registros se podrán realizar a partir del próximo 1 de febrero.

 

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