Urwerk presenta el UR-100V Iron, un nuevo modelo de acero con acabados realizados a mano que se une a la emblemática colección UR-100
Sin duda, Urwerk revolucionó la forma de leer la hora mediante satélites. En la esfera del UR-100 V Iron, las horas y los kilómetros comparten estatus, una misma escala de valor. Son unidades que resaltan de verde para leer las horas, y de blanco para leer los kilómetros. Como lo comenta a menudo Felix Baumgartner, el UR-100 se inspira en un regalo que le hizo su padre, Geri Baumgartner, restaurador de relojes antiguos. Se trata de un péndulo fabricado por Gustave Sandoz para la Exposición Universal de 1893, que en lugar de dar las horas, indica la distancia que recorre la Tierra en el plano del ecuador.
Esta nueva versión del UR-100 se presenta en acero, con un diseño monocolor y minimalista, con un acabado a mano de lo más sutil. Los relojeros han alternado superficies de satinado, pulido, arenado y micro granallado. Al respecto, Martin Frei cofundador de Urwerk comenta: « El primer criterio para amar un reloj viene dado por la estética, y el cariño que uno le tiene. Por encima de la complejidad del mecanismo, hemos procurado y logrado depurar nuestra creación. Hemos combinado luz y reflejos para que destaque toda la belleza del metal”
En cuanto a técnica, en el UR-100 late el calibre 12.02 de URWERK, con su visualización de la hora de tres satélites. El cambio de calibre para esta nueva versión supone renovado concepto del carrusel central. Por lo tanto, el satélite que indica la hora exacta sigue desfilando de 0 a 60 a lo largo del riel de los minutos. No obstante, los índices vienen más arrimados a la minutería para que leer la hora sea, si cabe, más intuitivo y fluido. Este carrusel ha sido forjado en aluminio y luego arenado y micro granallado.
Sin duda, la estética de la caja del UR-100V Iron recordará a los aficionados de Urwerk los primeros modelos de la firma. Al respecto, Martin Frei comentaba para concluir: “Retomamos algunos de los elementos de nuestras primeras creaciones, desestructurando el enfoque nuestro. Por ejemplo, la bóveda de acero de nuestros modelos históricos viene reproducida en este caso con la transparencia de un cristal de zafiro. Su perfección viene realzada por las asperidades de la caja de titanio y acero. Y como yo no acabo de acatar los dictámenes de la simetría, lo que he hecho es jugar con las proporciones para atraer la mirada”.
