Master Grande Tradition Gyrotourbillon 3 Jubilee La nueva cumbre del arte relojero
En 2013, Jaeger-LeCoultre celebra su 180 aniversario y presenta el Master Grande Tradition Gyrotourbillon 3, el décimo opus de la serie Hybris Mechanica reservado a las grandes complicaciones de la Manufactura.
El Gyrotourbillon de Jaeger-LeCoultre, auténtica sensación relojera del siglo XXI, aparece por primera vez con un gyrotourbillon volante, un volante de oro azulado y una espiral esférica. Otra proeza, el Master Grande Tradition Gyrotourbillon 3 Jubilee reúne la prodigiosa precisión del tourbillon esférico y el primer cronógrafo dotado de una visualización digital instantánea presentada en una gran complicación.
Este nuevo centinela del tiempo es una pieza maestra de la trilogía Jubilee “Hommage à Antoine LeCoultre”, que alía la alta técnica de la Manufactura y los acabados de un arte relojero secular con una estética que se inspira directamente en los relojes de bolsillo realizados por la Manufactura en el trascurso del siglo XIX.
El gyrotourbillon en la cumbre
A todas luces, la compensación de los errores de posición debidos a la influencia de la gravedad terrestre fascina por esta doble rotación minuciosamente sincronizada. El tourbillon esférico llama inmediatamente la atención en cuanto se descubre el rostro del Master Grande Tradition Gyrotourbillon 3 Jubilee. No obstante, incluso para los apasionados de la innovación relojera que ya intentaron descubrir los arcanos de los dos primeros tourbillons esféricos desarrollados por la Manufactura, este mecanismo se revela de una manera totalmente nueva: por primera vez, la ausencia de puente superior invita a la miradas a sucumbir, sin la más mínima obstrucción, al encanto que ejerce este universo en miniatura.
Compuesto por dos jaulas que describen respectivamente sus rotaciones en un minuto y 24 segundos –es decir 2,5 veces por minuto-, no sólo debe su existencia a la inventiva de los ingenieros y de los relojeros de la Manufactura, sino también a la maquinaria empleada, que de hecho está a la vanguardia de la modernidad, como un autómata de producción de cinco ejes. Por último, sólo el uso de materiales tan ligeros como el aluminio, permite realizar una verdadera hazaña de micromecánica confeccionando un conjunto compuesto por más de cien piezas cuyo peso total sigue siendo inferior a un gramo.
Los ingenieros relojeros de Jaeger-LeCoultre conjugaron la inventiva técnica con un refinamiento que ilustra el dominio de todos los aspectos del arte relojero: la jaula de aluminio del gyrotourbillon ha recibido un tratamiento de superficie que mejora su capacidad de reflejar la luz. En efecto, la ligereza y la resistencia ofrecidas por el aluminio están, por lo general, vinculadas a una pérdida de destello que reduce en gran medida el reflejo de los rayos de luz. Aquí, este material posee propiedades de reflexión que permiten que la luz penetre al corazón del tourbillon esférico.
En esta construcción, un nuevo elemento también llama la atención. Asociados a un volante de oro de 14 quilates azulado, los movimientos de la espiral sorprenden por su tridimensionalidad. Después de la espiral cilíndrica del Gyrotourbillon 2, los relojeros de la Manufactura pusieron a punto una espiral esférica dotada de una doble curva terminal, garante de las mayores prestaciones cronométricas.
En el Valle de las Complicaciones, la búsqueda de la precisión está destinada a continuar incesantemente y la destreza de los relojeros de Jaeger-LeCoultre alcanza cumbres inexploradas con esta nueva realización.
El nuevo movimiento – Calibre Jaeger-LeCoultre 176
El último de los 1242 calibres construidos por la Grande Maison del Valle de Joux lleva la designación de calibre 176. Desarrollado, manufacturado y ensamblado en los talleres de las grandes complicaciones de la Manufactura, asocia la función cronógrafo al gyrotourbillon.
Jaeger-LeCoultre ha desarrollado un cronógrafo con visualización digital instantánea cuya extraordinaria precisión se anotará en la leyenda del arte relojero, por tratarse del primer cronógrafo asociado a un tourbillon esférico volante. Allí también, lo esencial –la perfección de la función- se dota de una belleza pura: una esfera redonda, recorrida por un simple segundero, que empieza a moverse con la activación del cronógrafo, y cuya punta señala, a la parada, las subdivisiones de una escala clásica de 0 a 60 que indica las decenas para ofrecer una mayor claridad. Sin embargo, en lugar de contabilizar sus rotaciones sobre un contador subsidiario, los relojeros de Jaeger-LeCoultre optaron por una visualización digital instantánea, compuesta por dos ventanillas de generosas dimensiones, yuxtapuestas a las 3 horas sobre la esfera del cronógrafo.
Cabe señalar otra precisión, el cronógrafo del Master Grande Tradition Gyrotourbillon 3 Jubilee, es de tipo monopulsante, una característica histórica que recuerda las realizaciones de finales del siglo XIX.
Un reloj emblemático de la tradición relojera
El décimo opus de la serie Hybris Mechanica se caracteriza por la presencia de tres esferas independientes. Cada esfera luce un acabado tradicional de Alta Relojería para revelar su singularidad. La esfera de las horas y de los minutos se distingue por su decoración opalina plateada tradicional. Está decorada con nuevas agujas dauphine en perfecto acuerdo con los otros elementos del guardatiempos. Por su parte, la visualización del cronógrafo posee un acabado soleado rodiado cuya estética clásica esta íntegramente al servicio de una inmediata legibilidad, mientras la esfera consagrada a la indicación día/noche está contrastada. En cuanto a la platina, esta está pacientemente martillada a mano según una antigua técnica redescubierta y minuciosamente aplicada en los talleres de la Manufactura. Estos savoir-faire que exigen una destreza y una constancia sin igual se inspiran en el reloj de bolsillo realizado en 1898 por Jacques-David LeCoultre para celebrar su entronización en el estrecho círculo de estos relojeros de excepción cuya historia recuerda que fueron los maestros en su arte. Esta obra de notable complejidad, asociaba ya numerosas funciones como un calendario perpetuo, la visualización de las fases de la luna y la repetición de minutos dotada de un regulador silencioso. Este dispositivo innovador, que fue coronado con una de las 400 patentes otorgadas a la Manufactura desde su fundación, sigue siendo empleado en la actualidad.
En su centro, la esfera lleva el logotipo y la firma de Jaeger-LeCoultre así como la mención 1833, en recuerdo del lejano año en el que Antoine LeCoultre abrió su taller de relojería en el Valle de Joux.
El Master Grande Tradition Gyrotourbillon 3 Jubilee se presenta en una nueva caja de platino extrablanco, con un diámetro de 43,5 milímetros y una altura de 15,5 milímetros. De gran elegancia, el bisel y las asas se ornamentan con un acabado pulido que forma un delicado contraste con el satinado de los flancos de la caja.
La sorprendente belleza del Master Grande Tradition Gyrotourbillon 3 Jubilee nace de esta alianza única entre inspiración histórica e innovación técnica de vanguardia. Está dotado de una hebilla desplegable de oro blanco que comprende un dispositivo que permite ajustar el largo con una exactitud milimétrica en función de la temperatura o de la humedad para garantizar un ajuste perfectamente cómodo en toda circunstancia. No obstante, la simple descripción de esta particularidad no hace justicia a la obra realizada por los ingenieros de Jaeger-LeCoultre, cuya inventiva se enfoca más allá del aspecto relojero de sus guardatiempos. En efecto, el mecanismo adicional integrado en la hebilla desplegable para ofrecer un ajuste perfecto se presenta bajo la forma de un conjunto perfectamente concebido, constituido por unas cien piezas, pues es cierto que el confort, elemento esencial de todo reloj destinado a enlazarse en el contorno de una muñeca, también es cuestión de precisión.
Este modelo de la colección Jubilé ”Hommage à Antoine LeCoultre” se producirá en una edición limitada a 75 ejemplares.
Las raíces de la inventiva
Como todos los relojes de la serie Hybris Mechanica, el Master Grande Tradition Gyrotourbillon 3 Jubilee ha sido concebido, desarrollado y confeccionado en el mismo lugar mismo donde Antoine LeCoultre abrió su taller de relojería hace exactamente 180 años. No obstante, por muy lejana que puede parecer, la obra de este ingenioso precursor mantiene un vínculo directo con las creaciones contemporáneas de la Manufactura, en particular mediante un invento que fue el origen de una auténtica revolución en la producción relojera. En 1844, el ambicioso relojero puso a punto un aparato que bautizó como Micrómetro. Se trató del primer instrumento que ofrecía la posibilidad de efectuar mediciones con una exactitud de una milésima de milímetro. Este extraordinario avance en materia de precisión permitió que la Manufactura del Valle de Joux ampliara su producción a los primeros movimientos con complicaciones producidos en serie. Sus elementos podían ser remplazados con facilidad mientras unos controles estrictos garantizaban la calidad. Gracias a Antoine LeCoultre, los relojes de bolsillo se dotaron de nuevas funciones, siempre más exactas, más útiles y fascinantes. Hoy en día, el Master Grande Tradition Gyrotourbillon 3 Jubilee rinde homenaje a esta primera edad de oro con su rostro único que recuerda las excepcionales realizaciones relojeras del siglo XIX.
Por su pertenencia a la colección Hybris Mechanica, reservada a las Grandes Complicaciones, este nuevo reloj se asocia con otros logros relojeros capitales, desde la Grande Sonnerie hasta el Reverso Grande Complication à Tryptique, la innovación en materia de sonería o el primer reloj de pulsera con tres esferas para el tiempo civil, sideral y un calendario perpetuo. Al igual que los otros nueve miembros de este prodigioso linaje, el Master Grande Tradition Gyrotourbillon está compuesto por una innovadora conjunción de grandes complicaciones.
La tecnología contemporánea se alía al ingenio de los grandes inventores del siglo XIX en el Master Grande Tradition Gyrotourbillon 3. Su espíritu visionario está más vivo que nunca en el Valle de Joux. Para convencerse de ello, basta con observar la espiral esférica cuya “respiración” evoca infaliblemente el corazón del ser amado que palpita en el centro de un tourbillon esférico que parece flotar por su ingravidez.
